viernes, 21 de agosto de 2009

Me senté sin prestar atención a aquel profesor monótono. Lancé una rápida mirada a Mitchell, que parecía contento (sí, se la había tirado la noche pasada) y tomaba apuntes. Lanzó una ojeada alrededor, molesto, mirando a los que fumaban (lo había dejado cuando volvió, era indignante). Probablemente le parecían máquinas, imaginé. Igual que chimeneas, les salía humo por ese agujero que tenían en la cabeza. Miró a aquella chica tan fea del vestido rojo tratando de parecer indiferente. Yo miré las pintadas que había en la mesa: "Has perdido." "No hay gravedad. Es la Tierra la que chupa." " La Banda de la Tachuela durmió aquí." "¿Qué fue del amor de los hippies?" "El amor apesta." "La mayoría de los taxistas son licenciados." Y me quedé allí sentado sitiéndome el amante desgraciado. Pero luego me acordé de que, claro, ahora tan sólo soy desgraciado.

(Paul Denton)

Las leyes de la atracción. Bret Easton Ellis.

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